San Quintín, el Valle que no durmió
San Quintín, el Valle que no durmió
POR LORENA LAMAS
Ensenada,18 de marzo.- Las fumarolas podían verse a lo
lejos. La más grande movilización de trabajadores agrícolas del valle de San
Quintín de que se tenga memoria en los últimos años se mantiene en vigía a lo
largo de 90 kilómetros de carretera. Algunas estimaciones hablan de que son 30
mil los jornaleros movilizados. El humo de las llantas quemadas invade el
ambiente, pero ya no se respira la zozobra de las últimas horas.
Esta mañana la carretera Transpeninsular amanece abierta
según policías federales que se encuentran resguardando San Quintín.
Las demandas de mejores condiciones laborales para los poco
más de 60 mil trabajadores de los campos agrícolas de la zona se mezclaron este
martes con actos vandálicos y estallidos de furia que llevaron al saqueo de
algunas tiendas y el enfrentamiento -con palos y piedras- con miembros de los
cuerpos de seguridad. También se escucharon disparos, pero no hubo reporte de
heridos de bala.
El incidente más violento se dio en el Centro de Gobierno de
San Quintín, donde a las ocho de la noche policías estatales, federales y
elementos del Ejército Mexicano, usaron armas de fuego, palos, piedras y gas
lacrimógeno para dispersar a los manifestantes que tenían una barricada frente
a las instalaciones.
El secretario general del Gobierno de Baja California,
Francisco Rueda Gómez, reportó una situación de casi total anarquía y confirmó al vocero del Ayuntamiento, Enrique
Gómez Guzmán, el uso de balas de goma en la refriega nocturna en San Quintín, y
que el diálogo con los jornaleros, objetivo prioritario de su gestión, estaba
por completo roto.
Justificó que debido a la agresividad de la gente en ese
poblado, el edificio de la delegación municipal fue atacado por 500 personas
que portaban palos y piedras, lo cual originó el cierre del inmueble y sus
equipos de oficina, cómputo y patrullaje se retiraron para evitar su total
destrucción.
En Camalú también hubo disturbios. Un grupo de personas
ajenas a los jornaleros saqueó el supermercado “El Reloj”, quebró ventanas y
dañó un camión del mismo negocio. El propietario, quien presenció los
destrozos, murió de un infarto momentos después. La Dirección de Seguridad
Pública de Ensenada informó que la barricada de Camalú fue levantada por la
noche, y que 30 personas fueron detenidas durante los saqueos. Pero en Colonet,
Vicente Guerrero y San Quintín y otras delegaciones los bloqueos continúan.
Los establecimientos comerciales cerraron sus puertas a lo
largo del bloqueo. Fue imposible conseguir gasolina y alimentos porque los
mercados y tiendas de conveniencia también bajaron la cortina. Algunos de los
participantes en los disturbios argumentaron que estaban molestos porque el
gobernador del estado no se hizo presente en la zona.
Por la mañana Francisco Vega de Lamadrid sostuvo una reunión
en la cabecera municipal de Ensenada con el primer círculo de su administración
y los mandos de seguridad del estado. Cuando concluyó, un grupo de funcionarios
encabezados por el secretario de Gobierno se trasladó a la zona de conflicto.
Pero no pudieron hacer mucho.
Cuando se dio el desalojo, en el Centro de Gobierno de San
Quintín se encontraba el secretario de Gobierno, Francisco Rueda Gómez; el
subprocurador de Justicia Marco Chavarría López; el subsecretario de gobierno,
Pablo Alejo López Núñez, quien previamente había salido del edificio para
dialogar con los jornaleros, pero antes de los disturbios elementos del
Ejército lo hicieron regresar a las oficinas.
Sobre la carretera, la Alianza de Organizaciones Nacionales,
Estatales y Municipales por la Justicia, con 60 líderes distribuidos en los
diferentes campos de trabajo, tuvo problemas para lograr consensos. El valle de
San Quintín no durmió, y quienes lograron conciliar el sueño, lo hicieron
arrullados por las voces de decenas de jornaleros y las fumarolas de la
carretera.
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