domingo, 6 de mayo de 2012

NUESTRA POSICION POLITICA SOBRE LAS ELECCIONES DE JULIO DE 2012 (Propuesta de la CRPP-ZONA DISTRITO FEDERAL)


Todos sabemos que el 1º de julio del año en curso, los partidos políticos del PRD, PAN, PRI y NUEVA ALIANZA se disputan apasionadamente el poder del Estado Burgués-Neoliberal. Pero desgraciadamente la mayoría del pueblo mexicano no sabe que las elecciones son un engaño, una pantalla, una farsa que sirve para legitimar y mantener el dominio de la oligarquía nacional financiera y el imperialismo sobre el proletariado y las masas populares. Además, una vez que la clase dominante impone, mediante el fraude electoral, tal como aconteció en los cinco gobiernos neoliberales, a los grupos políticos que integran la alternancia PRI y PAN, de inmediato cambian de estafeta y continúan, con ayuda del Estado, involucrándose progresivamente para garantizar la acumulación de grandes capitales a favor de los monopolios de la oligarquía nacional financiera y del imperialismo. Durante 30 años de neoliberalismo en México, esta alternancia PRI-PAN, no solo protegió las condiciones generales del proceso de acumulación capitalista-neoliberal, sino que también participaron activamente en su crecimiento monopólico y oligopólico.      

Así las cosas, en la fase neoliberal 1982-2012, con la participación activa del Estado-neoliberal, la burguesía nacional financiera y el imperialismo obtuvieron grandes ganancias con la especulación en la bolsa de valores y se les cedió a precios de ganga las  empresas y bienes de la nación. Un puñado de magnates dueños de empresas nacionales y extranjeras fueron los más beneficiados, a quienes se les enajenaron: los bancos, teléfonos, las minas de cobre, oro, plata, las aerolíneas, carreteras, puertos, el petróleo, la petroquímica, los ferrocarriles, la energía eléctrica, el fondo de pensiones, la televisión, la salud, la educación, etc…  Este puñado de magnates, en la actualidad, son los hombres más ricos del mundo, de acuerdo a la revista especializada “Forbes”. A pesar de las crisis inherentes y recurrentes del sistema capitalista, el Estado neoliberal, trato y trata por todos los medios de perpetuar al sistema capitalista neoliberal y  evitar  a  toda costa que la tasa de ganancia de las grandes empresas trasnacionales, nacionales y extranjeras descienda; y por lo tanto,  tratan de regular las crisis y evitar el derrumbe del sistema capitalista-neoliberal.       
Al Estado-neoliberal mexicano, con tal de seguir sirviendo (y sirviéndose mediante la corrupción escandalosa) y beneficiando a los intereses de la clase dominante y de perpetuar su sistema capitalista neoliberal que se  encuentra amenazado por las crisis recurrentes cada vez más graves y por la lucha de clases,  no les importa en lo más mínimo afectar gravemente las condiciones de vida del proletariado y de las masas populares. En 30 años de neoliberalismo se ha incrementado terriblemente la explotación de la clase obrera, el desempleo, la pobreza, la inseguridad, la ignorancia del pueblo mexicano y la sobre explotación de los recursos naturales. Los gobiernos neoliberales han y siguen cargando la crisis económica y social  en el pueblo mexicano.

Ante esta grave situación económica, política, cultural y social del pueblo de México, el Estado burgués mexicano, actúa simultáneamente para organizar a las clases dominantes como fuerza política e ideológica y para oprimir y desorganizar políticamente e ideológicamente a la clase obrera y a las masas populares. Para esto último, el Estado burgués al dominar a las clases subalternas,  se presenta como una comunidad ilusoria (Marx), como el representante de los intereses generales del pueblo, de la voluntad popular. También de manera ilusoria todo el pueblo como individuos aislados, van a competir y participar en las próximas elecciones para garantizar el “interés general del pueblo”. En los comerciales de la televisión y la radio  los candidatos nos repiten a diestra y siniestra que votes por ellos y se comprometen a gobernar, en caso de ser electos,  por el “bien general”: reduciendo la pobreza, el desempleo, la inseguridad, etc... El IFE y el TRIFE nos engañan y tratan de engañar con la cantaleta de que participemos en las elecciones, puesto que vamos a usar nuestro voto, nuestro supuesto poder ciudadano, para garantizar “el bienestar general del pueblo”. Pero nosotros consideramos que las elecciones las controlan el Estado y la oligarquía nacional financiera y el imperialismo para renovar cada seis años a la clase política en el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo y de esta manera garantizar las relaciones de explotación y la opresión del proletariado y las masas populares cada seis años. También las elecciones sirven para legitimar al sistema capitalista neoliberal, al Estado y a sus instituciones y en particular a los candidatos electos por la clase dominante dándoles la fachada que fueron electos por la voluntad popular.
En la Constitución Política, se establecen los requisitos para ser presidente de la República y la mayoría de ciudadanos pueden cumplir con los mismos; pero en la realidad, para ser candidato del ejecutivo, senador o diputado se requieren millones de pesos o el apoyo de los empresarios acaudalados y narcotraficantes. Solamente de esta manera los candidatos pueden tener fama y que estén en posibilidad de ganar. Por ejemplo a Peña Nieto y a Josefina Vázquez Mota los apoyan económicamente la oligarquía nacional financiera y el imperialismo. Dentro de esta clase social, se encuentran Salinas Pliego y Emilio Azcárraga, dueños de los principales medios de difusión masiva como es televisión Azteca y Televisa que alcanzan a influenciar a millones de mexicanos diaria y constantemente. Y como el Estado neoliberal se encuentra controlado por la oligarquía nacional y el imperialismo, antes de que las masas populares elijan mediante el voto a su candidato preferido, ya esta clase lo ha hecho con anticipación entre bambalinas, “haiga sido como haiga sido”. Las elecciones de 1988 y 2006 son un ejemplo aleccionador de como la oligarquía nacional financiera y el imperialismo impusieron con la fuerza del Estado y el fraude electoral a Carlos Salinas de Gortari y a Felipe Calderón. No olvidemos que dicha clase dominante tiene el control del IFE, del TRIFE, los medios de comunicación, el dinero, etc...    

A mayor abundamiento, el proceso electoral en México y en otros países de democracia liberal no representa el ejercicio de la soberanía popular que se establece en la Constitución, en general dicho proceso, juega un papel importante en el mantenimiento de la dictadura de la oligarquía nacional y el imperialismo en contra del proletariado y las masas populares y la continuidad de su sistema capitalista neoliberal. El proceso electoral tiende a ocultar las relaciones antagónicas entre la clase dominante y el proletariado y sirven también para darle una expresión formal e institucionalizada a la participación política de los individuos atomizados en la perpetuación del estatus quo. Dicho proceso electoral no solo reduce al pueblo en individuos aislados, sino también a una participación política pasiva, que únicamente lo hacen cuando hay elecciones y definen la esencia de la política como la pasividad atomizada, en que cada persona individualmente y aislado de los demás, únicamente debe de dedicarse a su esfera privada egoísta; es decir, a procurarse maximizar su bienestar, independientemente de lo que suceda con el bienestar de la mayoría: los cuales viven en la supervivencia.    

La clase dominante, ante las crisis económicas, políticas y sociales que cada día se agravan más y particularmente ante la crisis de legitimidad del Estado Neoliberal, esta concentrando sus fuerzas cada vez más en la formación de un Estado Neofascista, donde dominan las instituciones político-jurídico-militar y policiaco. Las instituciones esenciales de este Estado burgués, no es el Poder Legislativo, sino el Poder Ejecutivo (y las fuerzas armadas y policiales) y el Poder Judicial. En particular este Poder Ejecutivo y las fuerzas armadas y policiales, como monopolio de la clase dominante, actúan de inmediato para reprimir al proletariado y a las masas populares. En todo momento se encuentran dispuestas actuar como sucedió el 2 de octubre de 1968, 10 de junio de 1971, en Oaxaca con la APPO, en San Salvador Atenco, en Chiapas con el EZLN, en Aguas Blancas, en Morelia Michoacán con el movimiento estudiantil, etc… Desde hace años, como afirmamos más arriba, la oligarquía nacional y el imperialismo, principalmente el estadounidense, con el  pretexto de la “lucha contra el narcotráfico”, están formando y organizando un Estado Neofascista  que reprima al proletariado y a las masas populares. La dupla PRI y PAN, en la actualidad,  por todos les medios,  en el Poder Legislativo pretenden reformar la Ley de Seguridad Nacional, el Código Federal de Procedimientos Penales para darle legalidad al Estado Neofascista de facto y de esta manera justificar su guerra contrainsurgente, la militarización del país y la criminalización de las luchas de las organizaciones sociales, políticas y revolucionarias. Estas leyes, entre otras, otorgan la posibilidad al Presidente de la República para que solicite y declare la utilización de las fuerzas armadas en contra de “movimientos y conflictos de carácter político, electoral, de índole social o del trabajo”, cuando considere que “constituyen un desafió o amenaza” a la seguridad interior. También se les faculta a militares, a marinos y agentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional para intervenir comunicaciones telefónicas previa orden judicial, realizar tareas de espionaje y seguimiento a presuntos miembros de la delincuencia organizada e integrar expedientes confidenciales, incluso de carácter político. Concede por lo tanto la facultad expresa  al Poder Ejecutivo, de reprimir con el ejército, la marina a movimientos sociales políticos, laborales y electorales; además decreta el Estado de Excepción en entidades federativas o municipales en todo el país. Esta declaratoria de Estado de Excepción, no esta sujeta a revisión y sus acuerdos no podrán impugnarse con una controversia constitucional.

Ahora vamos a sufrir, en caso de que se apruebe esta Ley Neofascista, no una dominación legal de la burguesía nacional y el imperialismo que se encontraba limitada, hasta cierto grado, por la Constitución y las Leyes democrático-burguesas, sino que vamos a tener  que soportar la dominación ilimitada de la oligarquía nacional y el imperialismo: la dictadura neofascista.

Ante esta terrible situación, debemos desechar las ilusiones de que mediante las elecciones, a fuerza de votos, vamos a derrocar al actual Estado-neoliberal y la hegemonía de la oligarquía nacional y el imperialismo. El proletariado y las masas populares no tienen otro camino que la revolución democrático-popular para conquistar el poder político y convocar a un Congreso Constituyente que elabore una nueva Constitución y un Proyecto de Nación que beneficie realmente al proletariado y a las masas populares.   

“Por la revolución proletaria, construyendo el Poder Popular”

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